viernes, 10 de septiembre de 2010

Mitos de Argentina para los más chicos


O coco, como se lo denomina en otros países de habla hispana, es un mito creado por la imaginación popular para generar temor en los niños. La criatura no tiene descripción física concreta, de modo que cada pequeño lo imagina a su modo. Es un ser nocturno. Fue un personaje al que recurrían las madres para amenazar a los chicos si no se dormían o si desobedecían a los mayores. En algunas pequeñas ciudades de provincia todavía tiene vigencia. La tradición afirmaba que el cuco comía a los niños o se los llevaba a su escondite ubicado en un lugar impreciso y muy lejano. Hay registros de nanas o canciones de cuna del siglo XVIII que lo nombran. Se cree que fue traído al Río de la Plata por los primeros conquistadores.
Este personaje formó parte de la mitología urbana tanto en Argentina como en Uruguay, sobre todo en décadas pasadas, aunque en muchas provincias el mito aún perdura. En otros países de habla hispana se lo conoce como el hombre del saco o el viejo del costal. Se lo describe como un hombre de alrededor de unos 50 años, canoso y barbado, vestido con oscuras ropas de linyera, que lleva una bolsa de arpillera colgada en la espalda. Al igual que el cuco, cumple la función de atemorizar a los niños en caso de desobediencia, ya que en la bolsa colocaría a los pequeños de mala conducta. El mito cobra mucha fuerza alrededor de 1930, cuando a partir de la crisis económica de aquellos años, era frecuente encontrar por las calles a mendigos que, al carecer de un hogar donde vivir, andaban por la ciudad llevando sus pertenencias en una bolsa.


Es un mito de origen hispánico, del que hay registros en la época colonial. Se ha difundido también por todo el continente americano, pero sin su patronímico, el que se agregó tardíamente en nuestro país, en la Provincia de Buenos Aires, por semejanza con un viejo persona
je de tiras cómicas. Se trata de un simpático y benévolo ratón cuya predilección son los dientes de leche, de modo que al caer la primera dentición de los niños, sale por las noches para cambiar cada diente por unas monedas, que deja debajo de la almohada del pequeño afectado por la pérdida. Este roedor benéfico funciona psicológicamente como un bálsamo para mitigar el dolor infantil.

1 comentario:

  1. ¡¡¡Estas tres leyendas las conozco muy bien!!!
    Las dos primeras: el cuco y el hombre de la bolsa, me las mencionaban de niña cuando me portaba mal: ¡mirá que viene el hombre de la bolsa y te lleva! ¡No entres allí, que está el cuco! El ratón Pérez era muy esperado por todos, cuando se nos caían los dientes: seguro aparecía dinero debajo de la almohada.
    Laura, desde Uruguay.

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